George Orwell.
Subir a por aire
Corría el año 1939 cuando Orwell escribió esta novela, antesala de los dos grandes clásicos de la literatura de ciencia ficción: “1984” y “Rebelión en la granja».
“Subir a por aire» versa sobre la vida de George Bowling, en los años anteriores a la segunda guerra mundial con referencias a la que en su día fue llamada la gran guerra: la primera guerra mundial.
La novela está narrada en primera persona, y llamándose George es difícil separar al autor de personaje. Bowling nos contará sus inquietudes, sus preocupaciones, sus anhelos, nos convencerá que todo antes de la guerra era mejor, y nos preguntará nuestra opinión.
Nos encontramos en una pequeña población de Inglaterra donde Bowling comienza a recordar su infancia.
A George Bowling le conoceremos bien: un cuarentón gordo con dentadura postiza, casado con Hilda, una mujer triste con la que mantiene una relación tortuosa.
Bowling es el típico personaje que ha conseguido un trabajo estable en los años de la postguerra, un tipo con poco atractivo que se cuestiona asuntos sobre la vida y la existencia que nadie parece entender, un crítico de su sociedad y de los males que acechan a la humanidad.
La novela gira sobre dos ejes: el sentido de nuestra existencia y una premonitoria visión de una guerra.
Hitler les atacará tarde o temprano. Los hechos se suceden desde la infancia de Bowling, en su pueblo natal, al presente con sus cuarenta y cinco años, y su puesto de trabajo en una empresa de seguros en una anodina vida.
George Bowling decide hacer el viaje a ese lugar, que en su caso en un estanque de peces al que iba de niño en su pueblo natal; para ello idea una estratagema para ausentarse unos días del nido conyugal, algo que puede parecer absurdo pero que no lo es, pues su esposa desconfía de él.
Durante la narración Bowling insiste en que la guerra está cerca. Como él dice será en 1941. Pronto las bombas caerán y todo se irá a la mierda. Y lo peor (dice él) no es la guerra sino la postguerra: la sensación que deja en las personas, el vacío.
Es realmente inquietante y desolador pensar en aquellas generaciones que vivieron dos guerras mundiales. Cómo solo unos años después de la primera guerra mundial había jóvenes idealistas que querían luchar a favor del comunismo o del fascismo.
La inigualable voz de Orwell, directa, crítica y sagaz queda impresa durante toda la novela. La descripción de la sociedad de hace cien años nos demuestra que todo sigue igual bajo el sol.
“Subir a por aire” es ese lugar que todos guardamos en nuestra mente, que nos evade de esta sociedad inútil e incomprensible, que nos lleva a la inocencia de las verdaderas cosas que tiene la vida, a la naturaleza, al amor, a los sentimientos puros del ser humano.
Orwell lo describe así:
“Pise el acelerador. La sola idea de volver a Lower Binfield ya me hacía bien. ¡Subir a por aire! Como las grandes tortugas marinas cuando suben nadando a la superficie, sacan la nariz fuera y se llenan los pulmones de una bocanada antes de sumergirse otra vez entre las algas y los pulpos. Todos nos estamos asfixiando en el fondo de un cubo de basura, pero yo había encontrado el camino a la superficie. ¡Volver a Lower Binfield!
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