Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick.

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Flow my tears the policeman said.

Fluyan mis lágrimas, dijo el policía.

Jason Taverner es un seis, un superhumano mejorado genéticamente y también es un ídolo de masas con una audiencia de 30 millones de personas.

Un día, al despertar pierde su identidad, no tiene ningún documento que demuestre su existencia. En las bases de datos no existe. No entiende que le ha podido pasar y sus amigos y seguidores no le recuerdan. Todo parece formar parte de una confabulación 

Con estos mimbres Philip K. Dick ideó esta historia en 1974 y ahora, en el siglo XXI, cuando leemos esta historia parece que todo encaje, porque es plausible que un humano pueda ser mejorado al menos físicamente.

Volvamos por un momento a 1974 y pensemos en seres humanos mejorados, coches voladores que cruzan el planeta y sistemas sociales donde el control policial de la población es exhaustivo; entonces podrás decir que has viajado al futuro. 

No encontramos antes una obra ciertamente visionaria.

Fue galardonada con el premio John W. Campbell a la mejor novela en 1975.

Nominada al Nebula 1974 y Hugo 1975.

«Fluyan mis lágrimas, dijo el policía» nos sumerge en ese mundo que no está tan alejado al que podamos discernir hoy en día. 

¿Quién puede negar que existan personas mejoradas genéticamente?

¿Quién no cree que habrá vehículos que nos trasladen de un lugar a otro del planeta en poco tiempo?

¿Quién puede creer en un mundo con grandes desequilibrios sociales o controlado por un estado policial?

Ya existen o estamos cerca de que se logren. 

Flow my tears the policeman said.

Jason Taverner es una estrella de la televisión, uno de esos iconos que hoy en día pueden ser corrientes. Su mundo se viene abajo por una extraña situación: ha perdido su identidad.

Preguntémonos qué ocurriría si hoy en día no tuviéramos nuestras tarjetas de identificación.

La novela transcurre en una pantanosa zona de incertidumbre en la que el personaje debe asimilar que ya no es nadie. Poco a poco se hará con el control de la situación; con algo de fortuna continuará una senda plagada de personajes que lo adulan y lo odian, que le ayudan pero que le desconocen. 

Todo parece desmoronarse durante varias fases de la novela, pero Jason consigue sobrevivir en un mundo hostil.

El relato toca temas relacionados con las drogas y las relaciones sentimentales, el incesto o la homosexualidad, todo forma parte del progreso de la sociedad.

Jason Taverner está tan presente en la novela que puedes sentir que eres él, y a veces que es también el propio autor.

Si te dejas llevar podrás palpitar por la mente de Philip K. Dick a través de Jason hasta que leas el último capítulo, momento en el que ya no sabrás si todo se debe a las drogas o a una estratagema extraña para eliminar al protagonista.

Flow my tears the policeman said.

Como en otras novelas de Dick, el valor fundamental que le atribuyo es su gran capacidad de crear una novela de ciencia ficción donde sus personajes se sienten vulnerable ante situaciones inverosímiles.

La capacidad de crear mundos que ahora nos pueden parecer ciertos, pero que fueron ideados hace más de cuarenta años.

“Para todo aquel que esté perdido en las realidades eternamente multiplicadas del mundo moderno, recordad: Philip k. Dick ya ha estado allí”.

Terry Gilliam


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