Después Stephen King.

Después, de Stephen King.

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Novela de terror: Después, de Stephen King.

Hace unas semanas me encontraba con una de mis hijas. Ella tiene cinco años.

Esa edad donde eres como una esponja que aprende y admites las cosas tal como te las explican, aunque no las puedas comprender. La mente está abierta, y mientras no se demuestre lo contrario todo es cierto.

Mi hija me dijo: “En casa de mi amiga hay un zombi”.

Lo comentó como quien tiene un perro o gato, una mascota, no sé, algo similar a alguien que te acompaña pero no es muy molesto.

Mi evidente gesto de desaprobación no sirvió de nada, y lo entiendo, también yo le cuento a mi hija que existen los reyes magos, papá Noel y el ratoncito Pérez. 

Ella lo cree aunque no los haya visto ni una sola vez. Todo hijo confía en su padre y si los personajes traen regalos por portarse bien o por un diente, mejor que mejor.

¿Qué diferencia hay para un niño con un zombi?

Bueno, el zombi que vive en casa de su amiga no trae regalos, parece un tipo tranquilo que tampoco le gusta asustar; tal vez su aspecto no sea agradable y por eso no les cae gracioso.

Entonces, ¿creemos o no en el ratoncito Pérez, y en los zombies?

Para un niño de cinco años no debe haber mucha diferencia, y un adulto…,

…bueno los adultos nos montamos nuestras películas Disney para que toda esas cosas desagradables no existan, bastante tenemos con la realidad, ya vivimos demasiados desastres en la actualidad, solo tienes que encender el noticiero para comprobarlo.

Después Stephen king.

¿Existen los zombies?

Por tanto, quede claro: los zombies no existen, y ratoncito Pérez, sí.

Ahora bien, ¿y si un niño viera de verdad a los muertos, gente que está presente entre nosotros, no mucho tiempo gracias a Dios, pero con capacidad de comunicarse con ellos?

Ese niño está en esta novela de Stephen King, habla con ellos con naturalidad, les pregunta cosas y ellos no pueden mentir; luego al cabo de unos días se desvanecen y acaban por desaparecer.

¿No lo crees verdad?

No mola, no. 

Mejor el ratoncito pérez dejando chucherías debajo de la almohada por la noche. Sí, mejor pensar que es como un peluche y no una asquerosa rata que se mete entre tus sábanas.

Y luego decimos que los niños son muy fantasiosos.

Después Stephen King destaca por su diálogos.

En la novela «Después” se plantean estos temas, también con naturalidad, desde una perspectiva familiar que King lleva con maestría.

En muchos pasajes olvidas que estamos ante una novela de terror, no en vano el autor lo recuerda al concluir algunos capítulos.

El devenir de los hechos nos lleva a una historia más cercana al thriller o al suspense que al terror.

La maestría de King reside en mantenerse atento con diálogos dinámicos y muy creíbles, tan creíbles y bien combinados con la acción que visualizas, casi los has vivido, se convierten en el guión de una película.

Tener esa capacidad, la de hablar con los muertos parece un fastidio, y de hecho James, nuestro personaje, lo sufre así, pero luego se verá que se le puede sacar partido en determinadas circunstancias.

El final tiene su desenlace inesperado, no exento de moral, para que el lector reflexione sobre ciertas nociones que hemos asumido como malas desde siempre; al igual que los zombies…

No cuento más porque es mejor leerlo.

Consulta otras novelas del autor.

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